¿De viaje a la playa o la montaña? – Parte I

Las vacaciones de verano estaban muy cerca y todos estaban entusiasmados por ello, en especial la familia de Manny.  

—¡Hijos vengan acá un momento! —llamó papá mapache.  

Los pequeños, quienes estaban en sus respectivas habitaciones, bajaron las escaleras de la casa velozmente.  

—¿Qué ocurre papi? — preguntó Mina, la más pequeña de los tres mapaches. 

Su padre les dijo que antes de hablar se sentaran en el gran sofá azul de la sala para hablar más cómodamente. Cuando fueron hacia el sofá vieron que mamá mapache ya estaba sentada allí, esperándolos.  

“Pero, ¿qué estará pasando?”, pensaron los tres mapaches muy curiosos.  

Cuando todos estuvieron sentados papá mapache habló.  

—Como ya saben, las vacaciones de verano empiezan pronto, así que mamá y yo estábamos pensado en hacer un viaje familiar—papá mapache pronunció viaje familiar como si fuese algo fascinante y lleno de aventuras. Eso entusiasmó mucho a los pequeños. 

—Papá y yo tenemos dos lugares a los que podríamos ir, pero no nos hemos decidido, así que le preguntaremos a ustedes para tomar una decisión —dijo mamá mapache.  

— ¿Y qué lugares son esos? — preguntó Manny impaciente por saber.  

—Yo quiero ir a la playa —dijo papá— Estar bajo el sol, bañándonos en el mar, construyendo castillos de arena y buceando con los peces. 

Papá mapache imitó el gesto de nadar con sus manos causando que los pequeños rieran. 

—Y yo quiero ir a la montaña —dijo mamá— quiero estar en el frío, tomando chocolate caliente con malvavisco y esquiando en las montañas. Además, podemos montarnos en un teleférico.  

¡WOW!, los niños estaban emocionados. Las dos ideas eran increíbles ¿cómo elegir un lugar si ambos sonaban divertidos? 

—¡Vayamos a ambos lugares! —exclamó Tony, el hermano mayor de Manny.  

—No podemos hijo —dijo mamá— Ambos lugares quedan muy lejos del otro y solo tenemos tiempo para ir a un lugar. 

—Por eso queremos que ustedes nos ayuden a elegir a qué lugar ir —dijo papá poniéndose las mando en la cintura— y lo decidiremos ahora mismo.  

Los niños empezaron a hablar al mismo tiempo haciendo que no se entendiera nada de lo que decían.  

—Veamos, hablen uno por uno—dijo mamá poniendo orden— primero Mina.  

La pequeña sin pensarlo mucho dijo— ¡A la playa, por favor, yo quiero nadar!  

Rápidamente su hermano Tony exclamó:  

—No, yo quiero ir a la montaña y esquiar. ¡Quiero tomar chocolate caliente y tener una guerra de bolas de nieve! 

Era el turno de Manny quien ya había abierto la boca para hablar, pero fue interrumpido.  

—No, yo quiero nadar, no quiero ir a la montaña—replicó Mina haciendo puchero— No me gusta el frío y prefiero tomar agua de coco que chocolate caliente.  

Manny volvió a abrir la boca para hablar, pero de nuevo fue interrumpido.   

—Pero yo no quiero ir a la playa —dijo molesto Tony a la vez que se cruzaba de brazos— en la playa hay calor y no me gusta cuando la arena se me pega al pelaje y, mucho menos, cuando se me mete dentro del traje de baño.  

Mina replicó devuelta, desencadenando una discusión.  

Manny se quedó en el medio de los dos, escuchando. Se sintió aturdido por la situación pues no le gustaban las discusiones.  

—Niños, niños, ya basta —dijo mamá mapache— Aún falta que Manny elija a dónde quiere ir. Según lo que su hermano diga se tomará la decisión.  

—Es cierto, recuerden que es una votación —dijo papá en apoyo a mamá— Mamá y Tony quieren ir a la montaña, por tanto, la montaña tiene dos votos. A su vez, Mina y yo queremos ir a la playa, así que la playa también tiene dos votos. Hay un empate. 

—Así es —dijo mamá— así que por favor dejen hablar a su hermano. 

Todos los ojos están puestos sobre Manny quien ahora sentía una gran presión por ser el mapache que tomaba la decisión.  

—Yo… —balbuceó Manny.  

—Elige la playa Manny —interrumpió Mina— a ti también te gusta nadar y jugar con la arena como a mí.  

Mina tenía razón, a Manny le gustaba mucho ir a la playa, sobre todo para bucear y poder ver los arrecifes. Pensó en la última vez que habían ido a la playa en familia y, la verdad, había sido hace mucho, por tanto, sería agradable volver a ir.  

—Manny debes elegir la montaña —dijo ahora Tony poniéndose de pie—. Nunca hemos ido. Será una nueva experiencia y podremos tomar ¡chocolate caliente!  

Tony tenía un buen punto. Nunca habían ido a la montaña a esquiar y tampoco se habían subido a un teleférico. Sin duda sería increíble vivir eso.  

“¿Cómo decidir si ambas ideas me gustan?”, pensó Manny atormentado.  

Mina y Tony al notar tan pensativo a su hermano comenzaron a dar una lista de razones por las cuales él debería elegir el lugar al que cada uno de ellos quería ir.  

Manny los escuchó, pero a medida que hablaban lo ponían nervioso de nuevo ya que sus hermanos alzaban la voz progresivamente causando otra discusión. Sus padres al ver el escándalo de sus hijos comenzaron a llamarles la atención, pero estos no hacían caso, ocasionando que las voces de los cuatro mapaches resonaran por toda la casa.  

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