Pedir perdón de corazón – Parte I

Tanu estaba estudiando en la biblioteca de la escuela sobre química, pues tenía una importante prueba la semana siguiente y no tenía ni la más mínima idea sobre el tema. La química se le complicaba mucho al monstruito quien lloriqueaba mientras leía un libro en donde nada tenía sentido para él.  

Manny, quien había ido a la biblioteca a devolver un libro, vio a Tanu sentado en una de las mesas con cara larga mientras se rascaba la cabeza y gruñía en voz baja amargamente. Quería saber que le ocurría, así que decidió acercársele para saludar. Al verlo, Tanu se alegró e invitó a Manny a sentarse en su mesa. Manny se sentó y le preguntó por qué tenía esa cara.  

El monstruo le contó lo que le pasaba y de inmediato Manny dijo que él lo ayudaría porque era muy buena en química y tenía mucho conocimiento sobre esos temas que tanto atormentaban a Tanu. 

—¿En serio?—preguntó Tanu emocionado.  

—Claro que sí, dime que quieres a prender y te volveré un experto—dijo Manny algo… engreído.  

Tanu comenzó a contarle al mapache sobre el tema que tenía que estudiar para una presentación en donde debía  realizar un experimento frente a toda la clase. 

Manny le dijo que no se preocupara, que él se encargaría de ayudarlo con el experimento para que todo saliera perfecto. 

Luego de esto, los dos se pusieron manos a la obra. Manny le explicaba todo lo que podía a Tanu mientras este escuchaba y tomaba nota. Tanu se pasó los días previos al examen empapándose de los conocimientos del mapache.  

El día antes de la prueba Manny le entregó una nota a Tanu en donde había anotado unos químicos, los cuales, según él, deberían mezclarse para que fuese un éxito el experimento. Tanu estaba tan agradecido que no dejaba de decirle “gracias” a Manny quien solía responder con un: “no es para tanto”.  

Entonces, llegó el día de la prueba.  

Tanu se moría de los nervios, pero se dijo que había estudiado mucho, así que no había nada de qué preocuparse. 

El monstruito fue el primero en presentarse, así que comenzó a decir la información que Manny le había dicho al pie de la letra, sin equivocarse, pero algo no andaba bien. 

 Sus compañeros se estaban aguantando las ganas de reír y el profesor Fausto lo miraba como si tuviese un moco en la cara. ¿Pero qué estaba pasando?  

Tanu ignoró lo que pasaba y prosiguió con el experimento. 

—Ahora les mostraré como esta agua pasará de ser transparente a tener varios colores a medida que agrego los siguientes químicos. 

Tanu comenzó a verter los químicos que Manny le había dicho que mezclara para el experimento. Se supone que debían crearse capas de colores a medida que agregaba los químicos, pero eso no pasó. De hecho, la mezcla empezó a oler extraño y comenzó a crecer hasta derramarse por todo el mesón. El profesor había gritado “!Cúbranse!”, pero a nadie le dio tiempo hacer nada cuando la mezcla explotó. 

Tanu estaba manchado de pies a cabeza de la mezcla que salió disparada por todos lados como un volcán de espuma que olía a pescado podrido. Para empeorar las cosas, tanto sus compañeros, como su profesor se habían llenado de la mezcla putrefacta. Y por si fuera poco, el laboratorio también se había llenado todo desde el suelo hasta el techo. ¡Qué desastre! 

Todos salieron del laboratorio con náuseas y asqueados por el olor de la mezcla. 

Tanu no entendía nada, desesperado le dijo a su profesor de química que no sabía porque había pasado eso si había estudiado tanto con la ayuda de Manny quien sabía mucho de química. El profesor Fausto le respondió: 

—Pues déjame decirte que todo lo que dijiste fue un disparate. 

—¿QUÉÉ? —gritó Tanu. 

—Debiste preguntarme a mí en vez de guiarte por lo que tu amigo te enseñaba,  quien parece no saber absolutamente nada sobre química. ¡Mira todo este caos!—dijo el profesor irritado— ¡Ahora llama al conserje y ayúdalo a limpiar todo este desastre¡ 

¡Qué vergüenza!, ¡Qué horror! 

Tanu estaba al borde del llanto cuando fue a buscar al conserje. ¿Qué significaba todo eso entonces?, ¿Manny le había mentido sobre que sabía de química? 

Cuando terminó de limpiar con el conserje este le aconsejó que se bañara en las duchas de la escuela. Mientras se bañaba, el monstruito lloraba con amargura.  

Manny estaba tranquilo en su casa cuando, de pronto, alguien llamó a la puerta con unos fuertes golpes. Cuando abrió la puerta vio que era Tanu, el cual, tenía una cara de enojo y ojo lloroso.  

El monstruito comenzó a contarle apresuradamente a Manny todo lo que había pasado. El mapache solo se quedó allí parado sin decir nada y cuando Tanu terminó de hablar reinó el silencio.  

—¿Y bien?, ¿no dirás nada?—preguntó Tanu incrédulo.  

—Me parece muy triste lo que te ha ocurrido y me siento un poco mal por ti—dijo Manny algo triste— No entiendo cómo pasó esto. 

—¡Pasó porque no sabías nada de química Manny!—dijo irritado Tanu—¿Por qué me mentiste? 

—No te mentí yo si se sobre química, pues todo lo que se lo aprendí lo hice de un gran científico llamado Paco, lo pasan en la televisión. 

“¿Paco?, ¿el científico falso del programa de comedia?”, pensó Tanu. ¡Eso sí que era el colmo!, no podía creer que Manny todo ese tiempo la haya estado enseñando química basándose en un programa de televisión de comedia.  

El monstruito estaba muy dolido, pues había confiado en él. Furioso le dijo que se disculpara. Manny se negó porque él considera que si sabía química. Entonces, los dos empezaron a pelearse creando un gran alboroto. La mamá de Manny escuchó los gritos y fue a ver qué ocurría. 

—Niños, niños, ¿qué sucede? 

Empezaron a hablar al mismo tiempo para contar cada uno lo que pasaba. La mamá de Manny estaba sorprendida por la situación y al escuchar la negativa de su hijo a disculparse se molestó mucho con él. Tanu, quien ya se sentía muy mal por todo aquello, decidió irse y le dijo a Manny que no sería más su amigo a partir de ese momento, pues lo había defraudado y lastimado, y esto tal parecía no importarle a él. 

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